Propuesta para en los tiempos que corren
Ricardo Romero
Politólogo UBA/UNSAM
Red Socialista Alfredo Palacios
Unidad Socialista
La lucha por el socialismo podríamos rastrearla a lo largo de la humanidad, podríamos empezar por el levantamiento de Espartaco, pasando por el socialismo utópico hasta las concepciones socialdemócratas y comunistas del siglo XIX y XX.
Quizás, para un/a militante contemporáneo/a, estas dos tradiciones son las más asequibles como propuesta socialista, sin embargo, poder pensar otras formas de construcción nos puede abrir nuevos caminos en la era Post Muro de Berlin.
Es claro que las luchas obreras daban sustento a una propuesta socialista de corte obrerista, que ponía como base programática la superación del capitalismo a través de una expropiación de los medios de producción.
Sin embargo, con el desarrollo de las fuerzas productivas y el rol asumido por el Estado, dan un escenario mucho más complejo para una propuesta emancipadora. En la actualidad, se presentan nuevos desafíos para la construcción de una propuesta socialista.
En primer lugar, los temas de un proyecto político deben incluir problemáticas como el acceso al agua, el derecho al medio ambiente, el respecto a la identidad cultural, la igualdad de género, la garantía por los derechos humanos, la aceptación de la diferencia sexual, en fin, un abanico multidimensional de problemáticas que un programa socialista debe enfrentar.
La construcción del imaginario socialista nos debe mover a estar presentes en todas las reivindicaciones de los excluidos de la sociedad post-moderna. Como decía un Comandante: “debemos luchar contra toda injusticia en cualquier parte del mundo”.
Sin embargo, ante esta multiplicidad de objetivos, el método de construcción del socialismo no puede centrarse en un “sujeto clave” o, menos aún, una “vanguardia iluminada”.
Si bien la lucha, hoy más que nunca, es a nivel internacional, también la dimensión local presenta un desafío de construcción del socialismo. No es con el “doble poder leninista” o el “sustitucionismo parlamentario socialdemocrata”. La radicalización democrática debería encauzar las nuevas prácticas de un socialismo renovado, que pueda “con” la sociedad, construir un nuevo mundo.
La emancipación humana es un complejo conflictivo proceso, donde la Democracia Participativa juego un rol fundamental en evitar la delegación del poder popular y la dominación despótica del capitalismo. Implica un proceso de ciudadanización y práctica colectiva que concientiza sobre una identidad humana, con “Igualdad, Libertad y Fraternidad”.
Repensar al ciudadano en el compromiso constante de la gestión de la República, profundizando la búsqueda de proyectos inclusivos y garantizando los derechos esenciales del hombre, es un paso a seguir como base del nuevo socialismo.
Con este horizonte, el camino para un “Nuevo Hombre y Mujer” estará cercano.
Ojala que así sea y que el camino sea sin tantas transiciones en el medio.Aunque es imposible que esto suceda así porque si,los pueblos de Sudamérica están transitando un momento de unión y democracia nunca antes vista y esto puede ayudar.
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